Orula

Furibundo con sus descendientes al saber que Oggún había querido fornicar con su propia madre, Obatalá ordenó ejecutar a todos los varones. Cuando nació Shangó, Elegguá (su hermano) se lo llevó escondido a su hermana mayor, Dadá, para que lo criara. Al poco tiempo nació Orula, el otro hermano, Elegguá, también temeroso de la ira de Obatalá, lo enterró al pie de la ceiba y le llevaba comida todos los días. El tiempo transcurrió y un buen día Obatalá cayó enfermo. Elegguá buscó rápido a Shangó para que lo curara. Luego de que el gran médico Shangó curó a su padre, Elegguá aprovechó la ocasión para implorar de Obatalá el perdón de Orula. Obatalá accedió y concedió el perdón. Shangó lleno de gozo cortó la ceiba y de ella labró un hermoso tablero y junto con él le dio a su hermano Orunmila el don de la adivinación. Desde entonces Orunmila dice: “Maferefun (bendición) ¨Elegguá, maferefun Shangó, Elegbara”. También por la misma razón el ékuele de Orunmila lleva en la cadeneta un fragmento del collar de Shangó (blanco y rojo) por una punta. Desde entonces Orunmila es el adivinador del futuro como interprete del oráculo de Ifá, dueño del tablero y consejero de los hombres.

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